El "buenismo" populista e interesado
Tintín es políticamente incorrecto. Cristóbal Colón fue un genocida. Astérix y Obélix promueven la violencia gratuita. El cuento de Peter Pan es racista hacia el pueblo indio. Dumbo promueve el "mobbing". La Cenicienta es un cuento machista...
Y ahora los Conguitos y el Cola-Cao promueven el racismo...
O al menos parece que así lo opinan los usuarios más "progres" y "buenistas" de las redes sociales.
El "buenismo" es una pseudo-tendencia surgida en los último años (que capta fácilmente seguidores entre la población más joven y con un menor espíritu crítico), y que juzga de forma superficial, sesgada y populista a momentos de la historia (saliéndose del contexto histórico social y cultural del momento), a personajes de todo tipo y época (pero con los ojos y criterios de la época actual), y a obras artísticas y literarias (rebuscando motivos para victimizar a algún colectivo y poder así censurarlas).
En definitiva, el "buenismo" trata de poner en tela de juicio las enseñanzas, moralejas y valores tradicionales que naturalmente vienen formando parte de la ética universal de la humanidad. Se trata en definitiva de darle la vuelta a los valores sociales.
Quedarse con la estética y no con el fondo. Destacar lo frívolo y lo irrelevante, en detrimento del fondo, del contenido, y del conocimiento histórico y entendimiento encuadrado en el momento histórico.
¿El objetivo? Desprestigiar la cultura e historia tradicional para imponer a la sociedad unos nuevos valores mucho más superficiales, frívolos y populistas, para tener a una población mucho más fácil de manipular y adoctrinar.
El caso de Conguitos y Cola-Cao en España: la continuación de la corriente iniciada en EE.UU.
El pasado año 2020 ambas marcas recibieron un aluvión de críticas por parte de miles de usuarios de redes sociales exigiendo la retirada de los personajes negros de sus envases (el negrito del Congo y las famosas figuras de los recolectores de cacao).
Todo ello en pleno apogeo del movimiento "Black Lives Matter" en Estados Unidos que ha venido manifestándose en contra del racismo contra la población de color.
De hecho, en aquel país son varias las marcas comerciales que han retirado supuestas "alusiones al racismo" de sus envases y publicidad: Pepsico o Mars por ejemplo se han visto obligadas a eliminar del mercado a sus marcas "Aunt Jemima" (Tía Jemima) y "Uncle Ben´s" (Del Tío Ben) respectivamente al considerarlas una parte de la población como inspiradas en la historia esclavista de aquel país.
Tanto Pepsico como Mars han anunciado la retirada de estas marcas comerciales, al considerar (por los ojos de algunos) que ambas promueven los estereotipos racistas: el de la mami negra niñera y ama de casa, y del tío de color amable y resignado que estaba al servicio de los blancos. Una página de la historia ya superada.
Sin embargo, otra visión completamente opuesta podría interpretar estas marcas como un homenaje al duro trabajo realizado históricamente por la población de color en Estados Unidos, y cómo este esfuerzo ha terminado con iconos negros liderando (y dirigiendo) muchas marcas de gran consumo. Además de formar parte del patrimonio histórico y cultural del país.
El caso es que la visión victimista ha triunfado, y los fabricantes han decidido retirar estos iconos del mercado, dejando por cierto, a las marcas de gran consumo sin apenas representantes negros.
En España, una iniciativa publicada en la web Change.org por parte de una consumidora de color ha venido recogiendo firmas para que tanto Chocolates Lacasa (propietaria de Conguitos) e Idilia Foods (propietaria de Cola-Cao) retirasen de sus comunicaciones y envases cualquier referencia a la población negra, al considerar que de alguna manera se la está denigrando.
Los Conguitos y su famosa mascota:
Lacasa adquirió la marca Conguitos en el año 1987, decidiendo conservar tanto su denominación como la imagen de su famosa mascota para sus comunicaciones publicitarias.
La famosa mascota (el aborigen negrito y sonriente) fue diseñada en 1961 por el ilustrador zaragozano Juan Tudela Férez, y fue bautizado como "Conguito" por José Luis Izaguerri, responsable comercial por aquel entonces. La idea nació a raíz de la reciente independencia del Congo belga en 1960.
Desde Lacasa aseguran que esta mascota, la cual ha sido rediseñada a lo largo de las últimas décadas (siendo uno de los cambios más notables la eliminación de la lanza tribal y la choza), es realmente una figura icónica que representa a uno de sus chocolates rellenos de cacahuete, y su objetivo es el de transmitir una imagen de alegría, diversión y optimismo.
Sin embargo, para los 4.000 activistas de redes sociales que firmaron en Change.org, el "Conguito" supone una ridiculización de la población de color, al representar a una caricatura de un negro desnudo con labios grandes y ojos saltones.
Por el momento los Conguitos seguirán en el mercado representados por su histórica mascota.
El Cola-Cao y sus recolectores de cacao:
La otra marca acusada de racismo por los activistas de redes sociales ha sido Cola-Cao (Idilia Foods).
Los famosos recolectores negros de cacao son un icono imprescindible en su packaging desde hace décadas, si bien éste ha sufrido grandes modificaciones a lo largo del tiempo.
Los detractores de la marca acusan a Cola-Cao de promover una imagen que contribuye a perpetuar el colonialismo y la esclavitud en el imaginario colectivo.
Ante las quejas en redes sociales, Idilia manifestó en un comunicado que Cola-Cao es una marca sensible a los cambios de la sociedad y permeable a las reflexiones.
De hecho, la empresa en aras de evitar cualquier conflicto de tipo racial ha decidido retirar de sus comunicaciones la famosa canción de yo soy aquel negrito, del África Tropical, que cultivando cantaba la canción del Cola-Cao...
Fue emitida por primera vez en 1955 y perdura hasta nuestros días, siendo uno de los eslóganes más exitosos y duraderos de la historia del marketing español.
Sin embargo, los famosos recolectores que aparecen en sus envases parece que de momento continuarán, pues desde Idilia no se considera para nada una incitación al racismo ni apología del colonialismo.
Es más, también han sido muchos los usuarios que en su representación perciben más bien todo lo contrario: un homenaje muy estético y de buen gusto al trabajo de la población de color.
¿El problema puede estar quizás en los ojos de quién mira?
Tanto en el caso de los Conguitos como en el del Cola-Cao, sus representaciones gráficas son valiosos iconos que forman parte de nuestra cultura comercial e historia empresarial, así como del imaginario colectivo (cultura popular).
Sus imágenes fueron diseñadas en momentos muy concretos de la historia de España, tiempos en los que la población inmigrante y de color representaba aún un porcentaje minoritario (los años 60).
Pero sobre todo eran tiempos en los que probablemente las acciones de comunicación y publicidad se desarrollaban por parte de las empresas de una forma mucho más simple e ingenua, sin tantas aristas como a veces quieren verse y sacarle punta (con mejor o peor intención) en la época actual.
La tolerancia y el respeto son valores que sin duda las marcas también deben cuidar. Sin embargo, vivimos en la era del victimismo fácil y populista, el cual no tiene cabida en una sociedad madura, desarrollada y abierta.
Mirar la vida a través de las gafas adecuadas resulta fundamental para progresar, ser feliz e interpretar correctamente la realidad para no entrar en conflicto con todo lo que uno tiene a su alrededor.
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