jueves, 15 de febrero de 2018

MARKETING: LOS CERDOS DE LA SEXTA Y LA CRISIS DE IMAGEN DE ELPOZO


El reportaje de la polémica: la pocilga de "Salvados".

La reciente emisión del reportaje "Stranger Pigs" por parte de La Sexta en horario de "prime-time" está dando ciertamente de qué hablar. Dicho documento, visualizado dentro del programa "Salvados" (presentado y dirigido por el periodista Jordi Évole) ha sentado como un tiro a toda la industria cárnica del país.

Y no es para menos: las imágenes mostraban unas condiciones de práctica explotación laboral de los trabajadores de una industria cárnica ubicada en Cataluña, así como las deficientes condiciones de salubridad, seguridad alimentaria y maltrato animal dentro de una explotación porcina de Murcia.


Pero cabe preguntarse: ¿Es realmente un reportaje de investigación serio, riguroso y veraz, conocedor a nivel técnico y legal de las características de la industria cárnica? ¿Se muestra una realidad ciertamente preocupante (maltrato animal, falta de higiene y explotación laboral)?

¿O La Sexta ha buscado ideologizar un espacio criticando de nuevo a una gran empresa, ofrecer más espectáculo que rigor periodístico y generar polémica en horario de máxima audiencia? ¿Está ofreciendo una imagen irreal, tendenciosa y morbosa para contentar a su fiel audiencia de izquierdas, utilizando para ello a una industria tan compleja, delicada y sobre la que no se debe opinar a la ligera como es la cárnica, y la cual resulta muy fácil de poner en el disparadero?

En definitiva: ¿Loable denuncia social o lamentable espectáculo tendencioso y politizado?


De entrada ya se han producido las primeras consecuencias: una crisis de imagen sobre la que es la mayor cárnica de España, ElPozo (grupo Fuertes), la cual ha perdido tres cadenas de supermercados (dos en Bélgica y una en Alemania).

En las grabaciones se observa el interior de una granja porcina que supuestamente es proveedora de la compañía de elaborados cárnicos. Las imágenes son ciertamente impactantes: cerdos en malas condiciones de salubridad, y con toda clase de lesiones y deformaciones en unas instalaciones no muy salubres.

ElPozo ha emitido varios comunicados e informaciones calificando al reportaje de "capcioso" y falto de veracidad, explicando además la existencia de grandes falsedades y de una visión manipulada y sesgada que para nada se corresponde con la realidad. De hecho, la empresa cárnica (junto con otros agentes del sector) han afirmado y tratado de explicar que esa granja no es para nada representativa del estado real de las explotaciones porcinas con las que trabaja habitualmente ElPozo.


Es más, la compañía ha explicado que dicha granja no está destinada a albergar cabezas de porcino para el consumo humano. Sino que justamente se ha grabado dentro de una explotación especial a la cual se envían los cerdos en cuarentena que no cumplen a priori los requisitos mínimos de calidad y/o que necesitan permanecer en observación. ElPozo ha asegurado tajantemente que en ningún caso cualquiera de estos cerdos puede de manera alguna acabar en la cadena de suministro.


Puntos para la reflexión: ¿un programa denuncia o un espectáculo con trasfondo político?

Por otro lado, en este caso de denuncia televisiva en "prime-time" hay varios aspectos que resulta interesante analizar:


En primer lugar, parece bastante claro que las condiciones en las que se encuentran los cerdos (fueran o no para consumo humano) dentro de la granja de la polémica no eran para nada aceptables. De hecho, una de las primeras acciones de ElPozo ha sido la de anunciar que cesaba de forma fulminante su relación comercial con esa explotación.

Otro de los puntos dignos de análisis es el papel supervisor de la administración pública: resulta ciertamente preocupante y llamativo que la Consejería de Sanidad de la Región de Murcia no fuera conocedora del estado de salubridad en dicha explotación, o que su representante llegase a declarar que "no tenían responsabilidad" sobre esa granja al no ser conocedores de su existencia.


Sin embargo, otro de los aspectos más interesantes es el relativo a la forma y la ejecución de reportaje de Évole: cómo se han grabado las imágenes; qué sensación se ha querido transmitir a la opinión pública; ¿Está justificada y prevalece la denuncia social sobre las consecuencias? ¿Cuál es el objetivo del programa? ¿Son justas las imágenes y valoraciones que se realizan para poder generalizar sobre la situación de todo un sector?

En la parte central del reportaje, Évole se cuela de madrugada -junto con un cámara y un activista ecologista- en la granja porcina de la polémica, y es donde graban las terribles imágenes.

Respecto a este punto, en primer lugar cabe preguntarse si es lícito obtener unas imágenes entrando sin permiso dentro de una propiedad privada, es decir, cometiendo un delito: ¿En este caso el fin justifica los medios?


Las imágenes obtenidas son desde luego incontestables: esa granja no cumple de manera alguna la condiciones mínimas de calidad, seguridad ni trato digno para los animales. Ahora bien. ¿El equipo de La Sexta ha elegido esa explotación de forma intencionada para dar a entender que todo el sector funciona así? ¿Por qué no tomaron grabaciones en otras explotaciones también para elaborar de esta forma un reportaje mucho más completo, justo y riguroso desde el punto de vista periodístico? ¿Se puede tomar el ejemplo de una granja -que según la propia empresa afectada es un módulo especial- como modelo de todas las explotaciones porcinas? ¿Hay algún interés en denostar la imagen de la industria cárnica mostrando una parte como el todo?


A raíz del reportaje y como no podía ser de otra forma, han surgido en redes sociales miles de defensores y detractores de la industria cárnica.

Resulta ciertamente loable y aplaudible el colectivo de personas y ecologistas que defienden a los animales, que luchan para evitar su sufrimiento y tratar de hacer que tengan unas condiciones dignas. Pero en este caso, lo que tratamos de plantear es si realmente el reportaje de La Sexta hace justicia, particularmente con el principal damnificado: ElPozo.


No han sido pocas las voces de trabajadores del sector porcino, conocedores de primera mano de las condiciones de los centros de trabajo (responsables de calidad, auditores, granjeros, responsables de explotaciones, inspectores veterinarios, etc.), que han criticado duramente al programa de La Sexta. Para ello han subido a las redes sociales y han mostrado imágenes reales de las explotaciones en donde trabajan cada día, y que nada tienen que ver con las mostradas en "Salvados".

Y lo peor es que el reportaje de Évole, lejos de hacer una loable denuncia social sobre el sufrimiento animal o la falta de control en algunas explotaciones, presenta -una edición más- un cierto tufillo ideológico con el sesgo típico de La Sexta: al igual que en ediciones anteriores de "Salvados" (donde se ha puesto en el disparadero a grandes empresas como Mercadona, Zara, las compañías eléctricas o las petroleras entre otras) de nuevo se hace un cóctel explosivo mezclando la explotación laboral con el maltrato animal, la falta de higiene y salubridad, el fraude al consumidor, etc. para así obtener una imagen completamente "maligna" de otra de esas grandes empresas capitalistas que explotan al trabajador, se aprovechan y engañan a la sociedad, y que son responsables de todos los males.


De nuevo se presenta al empresario y a las grandes empresas como los enemigos, algo tremendamente nefasto para una sociedad como la española (especialmente para los jóvenes) que lo que necesita para evolucionar y avanzar es precisamente fomentar un mayor emprendimiento y dinamizar su sector privado.

ElPozo ha sido por el momento la mayor perjudicada, al poner en entredicho su reputación e imagen, habiendo perdido ya sus primeros clientes en el extranjero. Por el momento, parece ser que la compañía cárnica (que es además la mayor empresa industrial de la Región de Murcia) mantiene sus compromisos publicitarios con el grupo Atresmedia, propietaria de La Sexta. Recordemos que ElPozo es uno de los anunciantes que mayor dinero invierte a nivel nacional en campañas televisivas, siendo un tradicional cliente de La Sexta entre otras cadenas.


Y tampoco ha trascendido si la empresa cárnica piensa emprender acciones legales contra la cadena de Atresmedia, hecho que por otro lado no sería nada extraño dada la magnitud del conflicto. Por el momento ElPozo se ha limitado a manifestar su versión de los hechos, a corregir las supuestas falsedades y los errores detectados, y a continuar trabajando.

En conclusión, si bien es indefendible el estado en que se encontraba la granja del reportaje y lo mejor que puede hacer ElPozo es precisamente lo que ha hecho: anunciar la cancelación de su contrato con esa granja, el hecho de mostrar en televisión el estado de una explotación que para nada representa la realidad del sector no contribuye a mejorar la sociedad ni es periodismo "útil" para nada, sino más bien todo lo contrario.


Una cosa -muy loable por cierto- es denunciar una injusticia o mala praxis, pero otra muy diferente es hacerlo de forma poco rigurosa con el único objetivo de ganar audiencia, tergiversando y engañando para cargarse de razón y así contentar a su target de ideología más de izquierdas.

No todo vale en la lucha por la audiencia, y los medios de comunicación deberían ser mucho más conscientes de las repercusiones de lo que emiten; y mucho más cuando uno juega -cogiendo una parte para representar el todo- con la imagen de una industria cuya mayoría de explotaciones cumplen la legislación y pasan los estrictos controles veterinarios a los que están sometidas. Un sector que en su mayoría genera miles de puestos de trabajo de forma ética, legal y segura.

Seguramente Évole no se ha parado a pensar que cada cliente que pierda ElPozo (de forma inmerecida), supondrá decenas de puestos de trabajo que desaparecerán, si bien es posible que todos estos puedan acercarse a la puerta de La Sexta a pedir allí trabajo. 

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