miércoles, 21 de octubre de 2020

EMPRESAS: CONSERVAS ALBO, MÁS DE 150 AÑOS DE HISTORIA


CONSERVAS ALBO: UNA MARCA DE ALIMENTACIÓN HISTÓRICA

Albo es una de las principales marcas de alimentación de España. Se trata de una empresa histórica especializada en la manufactura y comercialización de conservas del mar y platos preparados. 


Atún, sardinas, anchoas, mejillones, pulpo, calamares, caballa... Hoy en día el catálogo de productos de la empresa supera el centenar de referencias, y su comercialización se realiza a través de las principales cadenas de Europa, América y África


Su sede central se encuentra en la ciudad de Vigo, en plena zona portuaria, donde cuenta además con una de las 3 plantas de producción que la compañía tiene en nuestro país (2 en Galicia y 1 en Asturias).


Albo ha cambiado mucho a lo largo de su longeva historia: desde sus comienzos hace más de 150 años en un rudimentario obrador de anchoas en Santoña, hasta la puesta en marcha de la que fue la mayor factoría conservera de Europa en el puerto de Vigo, la conservera ha atravesado etapas muy diferentes.


Te invitamos a hacer un breve repaso por sus principales hitos empresariales.


LOS ORÍGENES

En 1869 Carlos Albo Kay pone en marcha en Santoña (Cantabria) una pequeña conservera especializada en la manufactura y comercialización de anchoa en salmuera.


El primer local donde arranca la actividad de la empresa era ciertamente pequeño y el proceso completamente artesanal. 

Sin embargo, lo que comenzó como un pequeño obrador de anchoa se acabaría convirtiendo décadas después en una de las principales empresas alimentarias del país.


Por aquel entonces la localidad de Santoña estaba implementando un plan de dinamización económica basado en especializar la zona para la pesca y fabricación de escabeches. 

Y Albo supo aprovechar esta situación impulsada también por las autoridades para diversificar su actividad y crecer.



LA ASOCIACIÓN Y DIVERSIFICACIÓN: ANCHOAS Y SARDINAS

En 1887 Albo se alía con el abogado santoñés Manuel Arredondo Quintana para fundar la conservera Albo y Arredondo en unas nuevas instalaciones de mucho mayor tamaño.


La nueva empresa sería fabricante principalmente de anchoas, ocupando pronto un puesto destacado dentro de Cantabria. Con el acceso de primera mano a la materia prima que permitía su ubicación privilegiada en la costa cántabra son capaces de ofrecer unas conservas de gran calidad, las cuales comienzan a ser cada vez más demandadas y populares. 

A finales del siglo XIX los productos de Albo y Arrendo comienzan a llegar a todo el mercado cántabro y penetran también en Madrid.


Hubo dos factores clave que permitieron la expansión de la conservera: 

1) Por un lado la conexión con la vía ferroviaria (que permitiría hacer llegar su producción hasta plazas como Madrid). A medida que la red de ferrocarril se fue expandiendo, las posibilidades logísticas de comercialización se ampliaron.

2) Y por otro la proximidad de una planta de litografiado de envases, lo que permitió un considerable ahorro de costes en las compras de las latas y poder así ofrecer unos precios más competitivos en el mercado incluso a los clientes madrileños.


La empresa ofrece un producto de gran calidad a un precio competitivo, lo cual permite que el crecimiento de las ventas sea rápido y sostenido, y las conservas Albo comienzan a comercializarse en nuevas zonas geográficas de España.  


A la par de la expansión geográfica se produce también una diversificación de su mix de productos: las sardinas (además de las anchoas) comienzan a ser también pescadas, manufacturadas y comercializadas por Albo y Arredondo.


A mayores de las anchoas, nuevas variedades de conservas en escabeche comienzan a ser producidas por la conservera ampliando de esta forma el catálogo de productos de la empresa. Albo comienza a vender al exterior al llegar a acuerdos con distribuidores y mayoristas de Europa.


LA EXPANSIÓN: 4 FACTORÍAS

En 1895, y ante una demanda creciente tanto de anchoas como de sardinas, Albo inaugura su segunda factoría en la localidad asturiana de Candás

Al cabo de los pocos años de su puesta en marcha esta planta llegaría a comercializar un millón de latas de conservas de anchoas y sardinas, dando empleo a 40 trabajadores y exportando sus productos a países tanto dentro del continente europeo como de América.


En 1898 abre una tercera planta de producción en Pravia (Asturias), y en 1900 en la vecina localidad de San Juan de la Arena. Albo y Arredondo se encuentra en pleno proceso de expansión ante el éxito de sus conservas en los mercados nacional e internacional, contando con un total de cuatro factorías.´


LA SEPARACIÓN DE LOS SOCIOS Y LA CREACIÓN DE ALBO

En 1902, a pesar de la buena evolución del negocio, se disuelve la sociedad Albo y Arredondo, repartiéndose los activos entre ambos socios. 

Es en este momento cuando Carlos Albo decide emprender un nuevo rumbo y continuar por su lado con el negocio de la conservera, quedándose con las dos fábricas asturianas y construyendo una tercera de nuevo en Santoña. En esta nueva etapa colaborarían también sus hijos en la gestión de la nueva compañía.



EL TRASLADO A GALICIA

En 1906 la empresa conservera decide trasladar su sede a Galicia, región con una larga tradición conservera y con un acceso directo a las materias primas del mar. Inicialmente se produce el traslado a La Coruña, si bien se acaba asentando definitivamente en Vigo donde la empresa vivirá una etapa de consolidación. 


Vigo era perfecto para la nueva ubicación de la conservera: contaba con una ubicación natural estratégica para el acceso a los productos del mar, tenía una larga tradición pesquera y comenzaba a vivir su época de crecimiento y expansión industrial. 


Esto facilitaba sin duda la localización de todo tipo de proveedores (tanto de útiles, materias primas y maquinaria), clientes y flujos logísticos. A mayores su puerto pesquero comenzaba a despegar y se convertía en un enclave estratégico, hecho que Albo aprovechó sabiamente.   


Tras el fallecimiento del fundador, los hijos se hacen cargo del negocio fundando la sociedad Hijos de Carlos Albo, S.A.. El estallido de la Primera Guerra Mundial curiosamente supondría una oportunidad de negocio para el suministro de conservas para ambos bandos, lo que hizo crecer las exportaciones de Albo en un 75%.


LA APERTURA DE NUEVAS PLANTAS

En 1917 y ante el crecimiento de las ventas, Albo abre 2 nuevas factorías productivas de gran entidad en Vigo y Bermeo. 


A éstas les seguiría otros 5 enclaves productivos de menor tamaño en varias zonas de la costa gallega y cantábrica (Celeiro, Fuenterrabía, Lastres, Cudillero y Ribadesella). La empresa cuenta así con 7 plantas productivas, siendo las de mayor capacidad la de Vigo y Candás.


Albo ya no sólo manufacturaba y comercializaba anchoas y sardinas: el catálogo de productos de la conservera se multiplica con otras especialidades de productos del mar (mejillones, atún, calamares, etc.) gracias a las anteriores aperturas.


En la fábrica viguesa se producían berberechos, mejillones, bonito y sardinas, siendo esta última referencia la de mayor peso en la producción y ventas de la empresa. 


En los años 30 Albo produce 350.000 latas al día y cuenta con una plantilla de 1.500 trabajadores, siendo el 75% mujeres. La empresa va montando poco a poco una red comercial por toda España, mediante la cual es capaz de comercializar sus productos por todo el país y también en el extranjero. 

De hecho la exportación tendrá un gran peso en las ventas totales de la compañía: países de Europa, Latinoamérica y el Norte de África serán destino habitual de las conservas Albo.




LA NUEVA GRAN FACTORÍA CENTRAL DE VIGO

A principios de los años 30 la conservera inaugura una nueva factoría de 6.300 metros cuadrados ubicada en el puerto de Vigo: con moderna maquinaria traída de Estados Unidos, Inglaterra y Alemania se pone en marcha una de las mayores plantas conserveras del mundo.


Con el estallido de la Guerra Civil, Albo incrementa aún más sus ventas al servir a la Intendencia Militar y a los mercados. 

No obstante, la empresa conseguiría superar la complicada época de posguerra gracias a su equilibrada estructura de costes y la existencia de una demanda creciente de productos en conserva en una población en proceso de recuperación.


En 1947 la producción anual alcanzaría los 20 millones de latas, y la mitad de las ventas procederían de la exportación. Albo continuaba creciendo y diversificando su cartera de productos, estando operativas sus siete plantas productivas en Galicia, Asturias y Cantabria.



LA RESTRUCTURACIÓN DE LAS PLANTAS PRODUCTIVAS

En los años 60, y ante el incremento de la producción y ventas, la estrategia de Albo pasa por la concentración y optimización de sus plantas productivas. 


Ante la mecanización y automatización de procesos se opta por restructurar la empresa: se cierran los centros productivos más artesanales y menos productivos, trasladando su producción a las nuevas plantas más automatizadas.


De esta forma Albo clausuraría cuatro de sus plantas, concentrando toda su producción en tres factorías: 

1) La de Celeiro (especializada en túnidos). 
2) La de Tapia de Casariego (donde se elaboran platos preparados, principalmente fabada) 
3) Y la factoría central de Vigo (con una gran versatilidad productiva).


Albo es por esta época una de las principales marcas alimentarias en los lineales de supermercados y tienda de toda España.


CRECIMIENTO Y DIVERSIFICACIÓN EN LOS 70, 80 Y 90

En los años 70 Albo lanza su primera campaña de televisión, potenciando su inversión en medios de comunicación y marketing. Con el eslogan "siga poniendo Albo bonito en su mesa" la marca se presenta a los consumidores españoles a través de un spot en TVE.


La empresa sigue creciendo a la vez que diversificando su catálogo de productos durante los años 70 y 80: caballa, pulpo, sardinilla... 


Nuevas referencias se incorporan con éxito al portafolio de la empresa, superando el centenar a principios de los 90.


Y nuevos cadenas comerciales en países de Europa, África y América se incorporan como clientes de conservas Albo

En los 90 se produce el relevo de la tercera generación familiar, en la que la empresa cuenta con 3 plantas productivas, una plantilla de 300 personas y unas ventas en torno a los 70 millones de euros.


En 2010 se produce una restructuración del grupo, repartiendo la actividad en 5 sociedades diferentes: 4 dedicadas a la promoción inmobiliaria y la restante encargada de gestionar el negocio alimentario de Albo.


LA COMPRA POR EL GRUPO PESQUERO CHINO SHANGHAI KAICHUANG MARINE INTERNATIONAL

En 2014 Albo factura 84,5 millones de euros, con un beneficio de 3,6 millones, un 70% más que el ejercicio anterior.


En 2016 el gigante pesquero chino Shanghai Kaichuang Marine International anuncia la compra de Albo por 61 millones de euros. 


El grupo chino con sede en Hong Kong cuenta con una capitalización de mercado de 161.000 millones de euros. Se trata de un gigante empresarial con poca presencia internacional (especialmente en la parte occidental del mundo), y la compra de Albo suponía una oportunidad para penetrar en los mercados exteriores, principalmente Europa


Shanghai Kaichuang estaba implementando una estrategia de diversificación en el mercado alimentario a nivel mundial. 

De hecho, en 2018 adquiere también la empresa canadiense procesadora y exportadora de productos marinos French Creek Seafood


Con los nuevos gestores chinos, Albo inicia una nueva etapa en la que se plantearán ambiciosos proyectos de crecimiento (principalmente en los mercados orientales donde la empresa aún no tenía presencia) y en la modernización de la compañía y mejora de su competitividad. 

De esta forma Albo estrena una nueva imagen corporativa (diseñada por la agencia viguesa Canal Uno) más moderna y adaptada a los nuevos tiempos, reflejo de la nueva fase que comienza para la empresa. 


En 2019 Shanghai Kaichuang anuncia la puesta en marcha de una filial en China -integrada dentro del holding Bright Food- encargada de fabricar y comercializar atún de la marca Albo en el país oriental. 

Este proyecto se había visto retrasado ante la "débil demanda" de los túnidos por parte de los consumidores chinos, si bien parece que la demanda de esta conserva era claramente creciente. A los chinos les gustaba cada vez más el atún. 

De hecho, la idea del grupo pesquero chino era la de "internacionalizar el negocio del atún".


De esta forma se pone en marcha la construcción de una nueva fábrica de 90.000 metros cuadrados en la ciudad de Daishan, con una inversión de 22,3 millones de dólares, y que pretende ser la mayor conservera de China, de la que saldrán millones de latas de atún Albo

 
ALBO HOY

Albo es hoy una empresa integrada dentro de una de las mayores multinacionales del mundo de productos marinos. 


Se trata de una de las principales y más longevas marcas de alimentación de España, que comienza una nueva etapa más internacionalizada y globalizada que nunca. 

Resultará como poco curioso contemplar la marca "Albo" en los lineales y tiendas de China

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