lunes, 12 de agosto de 2019

EL NACIONALISMO FANÁTICO DEL PARTIDO POPULAR DE GALICIA DE ALBERTO NÚÑEZ FEIJÓO, Y EL AÚN PEOR PARTIDO SOCIALISTA DE GALICIA.

ALBERTO NÚÑEZ FEIJÓO Y EL NACIONALISMO GALLEGUISTA DEL PP DE GALICIA. ¿ESTAMOS "IDIOTIZADOS"?

Fanáticos, sectarios y con un discurso nacionalista impropio de un partido supuestamente centrado, constitucionalista y moderado como dice ser el Partido Popular. Así son -o al menos así se presentan y manifiestan- los políticos y gobernantes que dirigen el destino de los fondos públicos dentro de la Xunta de Galicia.

Hablándote exclusivamente en gallego (aunque tú les hables en castellano), refiriéndose a Galicia como un "país" (cuando la inmensa mayoría de gallegos según todas las encuestas la siente como una comunidad autónoma-región de España), y dando igual qué tema se quiera exponer sobre la mesa, lo único importante para ellos es que se ejecute en gallego.



De este corte fanático que imita “a pies juntillas“ a lo peor de la política nacionalista catalana son la mayoría de conselleiros y altos cargos de la Xunta de Galicia que preside Alberto Núñez Feijóo.

Es como si al entrar a la administración y acceder al poder, muchos políticos y funcionarios gallegos fueran rociados con un gas "idiotizador" que les lleva a creerse lo que no son, a radicalizarse en el supuesto "nombre de Galicia y la galleguidad", a confundir sus competencias y prioridades, y a pensar que la calidad de la gestión de una región como es Galicia se basa en conseguir que todo esté rotulado en gallego. 

Eso sí, un galego "kitsch" y distinguido, para acabar por creerse que eso les otorga un aire "intelectual" y "progre"que les encanta, y sentirse así como los defensores do galego (pues según cuentan el gas con el que los rocían es extremadamente potente). 



Ellos, bien aleccionados por las directrices nacionalistas de Feijóo, y con unos cargos jugosos, seguros y bien remunerados, jamás tendrán problema para llegar a fin de mes a diferencia de la ciudadanía para la que supuestamente trabajan. 

Es por ello que pueden permitirse gastar los impuestos de los ciudadanos en verdaderas FRIVOLIDADES carentes de sentido, justificación y a veces incluso estética, en promocionar y expandir un sentimiento nacionalista (de auténtica boina y vergüenza ajena) entre la población gallega, tratando de "galleguizar" hasta la tapa del retrete. 

Una supuesta defensa de la lengua gallega mal entendida, queriendo meter con calzador y a las bravas a un idioma muy querido, completamente legítimo y respetable pero que no deja de ser una LENGUA REGIONAL en un mundo cada vez más abierto y globalizado, en ámbitos en los que no tiene sentido, y sobre todo en detrimento del español. De hecho a efectos prácticos, la promoción del gallego que hace el Partido Popular de Núñez Feijóo se basa en suprimir y prohibir el castellano.


Mientras el resto del mundo civilizado y los países modernos y más avanzados que pretenden pintar algo a nivel mundial potencian idiomas internacionales como el inglés, el español o el chino entre su población, en las regiones con lengua cooficial de España se hace justamente al revés: se potencia el conocimiento de lenguas regionales (y por tanto minoritarias) que pocas competencias y capacidades aportarán a sus ciudadanos a la hora de empleabilizarse por el mundo adelante o de moverse a nivel internacional. Un atraso en toda regla mantenido artificialmente vía subvenciones con el dinero de los impuestos como es el caso de la Galicia del Partido Popular.

LA POLÍTICA DE FEIJÓO DE IMPONER EL GALLEGO Y ELIMINAR EL ESPAÑOL

En ningún momento se está diciendo que el gallego no haya que cuidarlo y darle espacio (la falacia que suelen utilizar los nacionalistas contra las voces que defienden el bilingüismo y la libertad). Lo que se critica es que se promueva el uso del gallego "en lugar de" en vez de "a mayores de". Es decir, eliminando el español de todos los ámbitos de la vida pública y la educación (como pasa en Cataluña por cierto y cada vez más en Galicia).

Esto es lo que no tiene sentido pues supone una propagación de la ignorancia. ¿Por qué no emplear un modelo bilingüe y respetuoso con las dos lenguas donde ambas tengan cabida?

Es como si en el sistema educativo de repente queremos promocionar la asignatura de Latín ya que cada vez lo estudian menos personas, y entonces lo que hacemos es suprimir las Matemáticas para dar más clases de Latín en su lugar. Lo lógico es que ambas materias tengan cabida ¿no? Lo contrario supone limitar la educación. Pues algo así pasa con el sistema de inmersión en gallego al que nos somete la Xunta de Feijóo, el español ha sido eliminado de todo: cartelería pública, informes, documentos, educación, sanidad... privando a los ciudadanos gallegos de su derecho a usar y ser atendidos también en castellano (y de paso dificultando la vida a los turistas y personas de otras regiones que quieren venir a Galicia).

Y lo peor es que con todo su cuajo nos dicen que éste es el "galleguismo" que defiende el PP de Galicia... El de la imposición del gallego, el de estropear la situación de normalidad y libertad por la cual cada ciudadano podía hablar la lengua que quisiera. El de señalar qué ciudadanos, empresas e instituciones usan el gallego y cuáles no, premiando a las primeras y vetando a las últimas. Promocionando la xenofobia y creando barreras de entrada en Galicia para ciudadanos de otras partes de España. En definitiva, el de hacer una Galicia peor, más atrasada y antipática.


Es por eso que en Galicia el PP de Feijóo PROHÍBE Y COMBATE EL USO DEL ESPAÑOL, por ejemplo vetando la rotulación en espacios públicos en los dos idiomas cooficiales (español y gallego como dice la Constitución además del sentido común), así como toda la documentación pública y publicidad institucional que ha de ser exclusivamente en galego; se impone la escolarización obligatoriamente en gallego en la mayoría de asignaturas troncales para los alumnos; se exige a médicos, profesores y otros profesionales que para trabajar en el sector público de Galicia deben hablar esta lengua (creando barreras lingüísticas y ahuyentando al talento de otras regiones de España y del mundo); se promueve la xenofobia y discriminación por parte de la Xunta de aquellas empresas y proyectos que presentan su documentación en castellano (pues se les puntúa más bajo); se obliga a los funcionarios públicos a hablar en gallego siempre a los ciudadanos, y desde hace un tiempo se presiona a las empresas privadas para que hagan lo mismo...

Y un larguísimo etcétera de medidas que parecen un copia-pega del plan de gobierno nacionalista de la Generalitat catalana.


El conselleiro de educación, el de economía e industria, la conselleira de sanidad... Todos parecen haber sido cortados con el mismo patrón "pijo-galeguista“ de Feijóo; o dicho de otro modo: todos parecen haber sido rociados con el gas idiotizador del que hablábamos anteriormente, el cual produce los siguientes y perversos efectos:

-Visión distorsionada de la realidad. 
-Borrado cerebral y olvido de otros idiomas, especialmente el español. 
-Monolingüismo obligatorio en gallego. 
-Actitud tiránica: imposición forzosa y ausencia de libertad. 
-Incapacidad para saber priorizar. 
-Incapacidad para saber gestionar. 
-Impulsos irracionales. 
-Falta de razonamiento y sentido común. 
-Confusión de la realidad, de su cometido, de su cargo. 
-Erotización del gallego, por el cual les excita que esta lengua esté hasta en la sopa. 
-Visión limitada del mundo, egocentrismo y boina
-Supremacismo y racismo
-Sordera hacia la demanda ciudadana
-Mediocridad

Eso sí: lo que es reducir la tasa de paro, crear empleo, incrementar el nivel de vida de los gallegos (subir la renta per cápita y la calidad de vida), buscar una solución al grave problema del envejecimiento de la población gallega y al sostenimiento del sistema de pensiones, atraer y fomentar más industria, evitar la sangría de talento de los miles de jóvenes cualificados que cada año (70.000 en 2018, cifra que se dice pronto y provoca sonrojo) abandonan Galicia en busca de trabajo y futuro, hacer que nuestra comunidad sea más abierta y hospitalaria (donde el respeto por las 2 lenguas cooficiales tendría mucho que ver), atraer (y no ahuyentar con la imposición forzosa del gallego) al talento de otras partes de España y del mundo para que Galicia sea más competitiva, cualificada y progrese, fomentar la investigación, la cualificación de la población, mejorar las comunicaciones y la movilidad en Galicia, hacer frente a la competencia de Portugal donde se están yendo gran cantidad de empresas gallegas y multinacionales en detrimento de nuestra comunidad... 



De esto nada: lo único importante para el PP de Galicia -gobernado por auténticos encefalogramas planos que resultarían absolutamente aniquilados en cualquier empresa del sector privado por inutilidad manifiesta- es que todos falemos galego, y cuanto más, mejor.

La explicación de esta situación es sencilla: los políticos y gobernantes del PPdeG y por supuesto también del PSdeG (cuyos coqueteos con el nacionalismo también en Galicia resultan insultantes para cualquier votante decente de izquierdas), llevan tantos años viviendo y dando de comer a sus compañeros y contactos de la industria paralela creada artificialmente gracias al supuesto y mal llamado afán "normalizador" del gallego. Y es por ello que sus cerebros han ido asociando y asumiendo inconscientemente que lengua gallega es sinónimo de subvención, ingresos, dinero fácil y por tanto negocio (para ellos fundamentalmente).

Sus cabezas (deterioradas por tantos años del "galleguismo" irracional) no se dan cuenta -o quizás sí- de que el negocio del idioma sólo funciona y es rentable para ellos mismos. Se trata de un expolio más o menos "legal" -presentado como una promoción del idioma- para saquear el bolsillo del ciudadano, enchufar amiguetes "galeguistas" y hacer que vivan de las ya famosas "mamandurrias" creadas y subvencionadas por el desmesurado sector público de España

Ser (o al menos parecer) "galeguista" tiene premio por parte de la idiotizada Xunta de Galicia, al dar -sin ningún tipo de reparo- subvenciones a los vagos y parásitos que saben moverse cerca de la administración pública y que deciden falar galego o supuestamente "promocionar o galeguismo" para no dar un palo al agua, convirtiendo de esta forma las subvenciones en su forma de vida fácil y espléndida. 

Por tanto, el problema es que en el fondo el sector público en Galicia vive en otra realidad paralela y totalmente opuesta a la del sector privado, gastándose y derrochando los fondos y la riqueza que éste último crea en chorradas improductivas, en dar de comer a amiguetes y lobbys "defensores da lingua" y en colmar los deseos y anhelos de las minorías galeguistas radicales y parásitas del dinero público. 

En la Xunta de Galicia (y desgraciadamente en muchas otras instituciones públicas) dado el bajo nivel de los gobernantes y los intereses cruzados en forma de subvenciones públicas, confunden de forma más o menos intencionada a "intelectual" con "fanático", "promoción de la lengua gallega" con "imposición", "idioma" con "negocio", "dinero público" con "me lo gasto en lo que quiera", "prioridades" con "frivolidades", "cultura" con "nacionalismo, ignorancia y atraso"... 

Haría falta un cambio radical en el gobierno de la Xunta que barriera por completo a todos los parásitos que viven de las subvenciones públicas, y suprimiese todas las "mamandurrias" y estructuras creadas artificialmente -entre ellas las de normalización do galego- para que los anteriores vivan a cuerpo de rey por cierto (pues muchos de ellos incluso reconocen y se jactan abiertamente que ni van a trabajar...), y que por fin se consiga destinar el preciado dinero público a solucionar los problemas reales que Galicia y sus ciudadanos tienen.


EL PSdeG: ¿MÁS RADICAL Y NACIONALISTA QUE EL PPdeG? LA "IDIOTIZACIÓN" EN GRADO SUMO

El PSOE -también en Galicia- no tiene problema en pactar con el nacionalismo más radical, e incluso asumir gran parte de su discurso y nefastas políticas.

De hecho, en Galicia es habitual que llegue a acuerdos y pactos con el Bloque Nacionalista Galego y con En Marea-PODEMOS, lo peor y más radical del espectro político, partidos llenos de odio, complejos y envidias, y cuyo objetivo es la destrucción de España.



Así es como el PSOE, el partido de la igualdad y de la clase trabajadora, tiene el cuajo de defender su idea de una "España asimétrica" donde unas regiones tienen más derechos, pagan menos impuestos y/o perciben más fondos que las otras simplemente porque sus políticos de turno se consideran algo más diferentes/superiores a los demás ciudadanos (complejos).

Resulta ciertamente curioso cómo los partidos nacionalistas y de extrema izquierda dicen ir en contra de la monarquía por un principio de igualdad de derechos: ya que "todos debemos ser iguales, sin privilegios", y porque "los privilegios por cuna, por haber simplemente nacido en un lugar concreto son antidemocráticos", luego defienden que los habitantes de sus respectivas regiones paguen menos impuestos o reciban más fondos o competencias que el resto (es decir, privilegios) simplemente por haber nacido en esa región (es decir, el mismo "derecho de cuna" que critican con la monarquía).

Volviendo al caso concreto del PSdeG, buena prueba de que este partido ha asumido la doctrina nacionalista es que en él ESTÁ PROHIBIDO HABLAR EN ESPAÑOL, lengua que tratan de vetar y eliminar allá donde gobiernan. 

En todos los ayuntamientos, diputaciones y organismos públicos donde el Partido Socialista de Galicia manda, el español ha desaparecido por completo, el gallego se impone, y atufa un nauseabundo aire nacionalista que los más cafeteros piensan que representa mejor a la izquierda gallega. "O galego é dos traballadores", una idiotez más que pone de manifiesto la escasa preparación y altura de miras de los políticos socialistas. 

Salvo muy raras excepciones, la práctica totalidad de políticos y cargos públicos del PSOE de Galicia única y exclusivamente se dirigen a los ciudadanos en gallego. No puede haber nada más racista y discriminatorio, y llama la atención que provenga de un partido que dice defender la "igualdad de todos los ciudadanos"...



Así por ejemplo Carmela Silva, presidenta de la Diputación de Pontevedra, fala en público única e exclusivamente en galego; Gonzalo Caballero, el presidente del partido en Galicia y candidato a la presidencia de la Xunta, fala sólo en galego; o cualquier alcalde y/o concejal del PSOE gallego únicamente emplearán este idioma incluso aunque entre su aforo haya gente de otras partes de España que no lo habla o entiende. 

Desde el PSdeG creen que con esa actitud sectaria y fanática demuestran una gran sensibilidad y defensa de la lengua gallega, pero lo que ponen de manifiesto es una mala educación y escasa preparación para el cargo que ostentan, el cual está AL SERVICIO DE LOS CIUDADANOS Y NO AL REVÉS. 

Pero el problema no es que ellos falen la lengua que quieran (faltaría más) sino que tratan de imponer también ese modelo monolingüe, xenófobo, atrasado y discriminatorio también a la ciudadanía y sector privado, lo cual resulta tremendamente nefasto para los intereses de Galicia y su futuro. 

¿Y esto ocurre también cuando el interlocutor hable en español, o incluso cuando éste no sea gallego y por tanto no conozca este idioma?

Como acabamos de decir, parece mentira  pero sí. Nuestros mediocres políticos no usan las lenguas para comunicarse y entenderse mejor con los ciudadanos sino para HACER POLÍTICA. 

Así la mala educación y la falta de consideración y respeto comienzan a ser habituales en las formas de nuestros políticos, los cuales demuestran cada día más su falta de preparación, de generosidad y de miras al imitar los comportamientos racistas y maleducados de los nacionalistas catalanes.

Como si de una secta se tratase: si militas en el PSdeG "tes que falar sempre en galego". La meritocracia brilla por su ausencia en este partido, premiando una vez el fanatismo y el marketing vacío: "para ser un buen representante de la izquierda en Galicia debes hablar solo en gallego, y si puede ser con boina y un toque nacionalista mucho mejor". Dicho y hecho. 

Volviendo al PSOE a nivel nacional, es bastante evidente que bajo la batuta de Pedro Sánchez (y la herencia de José Luis Rodríguez Zapatero) los principios no existen, y llegar al poder está justificado de cualquier forma, incluso pactando con los que quieren destruir el país. Este partido se ha convertido en uno de los peores ejemplos de mediocridad política, necedad, falta de ética y visión a nivel mundial.

En resumen, en Galicia al PSdeG no le gusta el castellano, y de hecho lo persigue a diestro y siniestro, pues este partido considera -al igual que sus compañeros más radicales del Bloque Nacionalista Galego ó PODEMOS-En Marea) que la única lengua admisible es el gallego ya que "así pareces más de izquierdas". El asqueroso marketing político unido a unas cabezas vacías de políticos sin escrúpulos ni decencia. 


SIN EMBARGO, Y A PESAR DE LOS NEFASTOS PARTIDOS POLÍTICOS, LA GALICIA REAL NO ES ASÍ

Lo curioso de los comportamientos cada vez más nacionalistas y estúpidos de los políticos gallegos del PP y PSOE, es que la Galicia real (la que madruga todos los días para ganarse el pan, la del sector privado y la de la gente de la calle) no es para nada como ellos tratan de promover. Los gallegos sienten como propio también el castellano y lo usan habitualmente y de forma mayoritaria y normal. 

No obstante, en los últimos años la población gallega tiene que aguantar que la Xunta de Feijóo le obligue a renunciar a una de sus dos lenguas (el español) o que los políticos del PSdeG promuevan la supresión del castellano allá donde gobiernan. Del casi extinguido BNG o de Podemos-En Marea ya ni hablamos, pues odian de forma irracional y desde lo más profundo de sus entrañas al castellano, y si pudieran multarían o meterían en la cárcel a quien lo use.

Un panorama bastante lamentable en la política gallega cuyo arreglo pasa por una profunda renovación de los políticos que dirigen el PP y PSOE a nivel autonómico, o bien por un cambio de color político en la comunidad.

Afortunadamente la aparición de nuevos partidos más moderados y razonables como son Ciudadanos y VOX pueden dar un respiro al ciudadano gallego harto de fanáticos derrochadores de dinero público y vividores a costa de todos.

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