El imposible proceso de independencia de Cataluña (conocido como "procés") está suponiendo una verdadera ruina (especialmente para ciudadanos y empresas) desde el punto de vista económico y social. Enfrentamiento entre ciudadanos y familias, fractura social, huida de empresas fuera de Cataluña hacia otras regiones de España, caída del turismo (una de las principales industrias de la región) por primera vez en décadas, contracción generalizada del consumo, caída y ralentización del ritmo de creación de empleo, desplome de la inversión extranjera, caída del ritmo de creación de nuevas empresas, agitación social e incremento de la inseguridad, quiebra técnica de las administraciones públicas catalanas, deterioro de la imagen de marca de Cataluña y Barcelona en todo el mundo y un largo etcétera de consecuencias provocadas por las decisiones de unos políticos tan irresponsables como ignorantes.
A día de hoy, el gobierno regional de la Generalitat de Cataluña puede hacer frente precisamente a sus obligaciones de pago y consigue financiación gracias a su pertenencia a España y al respaldo del Estado Español, hecho que contrasta con la tozudez de los políticos independentistas catalanes los cuales intentan aprobar -una y otra vez de forma infructuosa- la independencia de esta región española sin motivo REAL más allá de la propaganda política y mentirosa que no paran de pregonar.
EL ORIGEN DEL PROBLEMA: LA MANIPULACIÓN DE LA CIUDADANÍA DURANTE DÉCADAS Y LA INSOLIDARIDAD DE LOS GOBERNANTES CATALANES
Los momentos de crisis suelen ser el caldo de cultivo perfecto para la aparición de toda clase de populismos a nivel social y político, los cuales, aprovechando el descontento generalizado tratan de despertar las bajas pasiones de la ciudadanía (especialmente de los segmentos de población más vulnerables y fáciles de manipular). El objetivo: manipular y engañar a la masa social para que la casta política, los cerebros populistas que se erigen como auténticos mesías capaces de guiar al descontento pueblo hacia un futuro más feliz sin ningún tipo de esfuerzo (simplemente votándoles a ellos), se perpetúen en el poder. Esto es lo único que realmente buscan los políticos populistas: el gobierno y el poder.
Cataluña es el ejemplo más claro dentro de España de la manifestación y triunfo del populismo nacionalista dentro de una sociedad manipulable y manipulada: una sociedad cuyos políticos (principalmente los responsables de los últimos gobiernos autonómicos de la Generalitat) durante décadas se han dedicado a robar a manos llenas y engañar a los ciudadanos. Sin embargo, de forma inaudita e irracional (impropio de una sociedad madura y crítica) una buena parte de la ciudadanía catalana apoya y vuelve a votar (una y otra vez) a los políticos más corruptos de la historia de Cataluña y España, a los políticos causantes del grave deterioro económico y social que atraviesa la región. ¿La clave? Tapar sus vergüenzas y su pésima gestión envolviéndose con la bandera catalana.
Resulta inaudito para el resto del mundo civilizado el ver cómo unos políticos que están llevando al desastre más absoluto una región tradicionalmente rica y próspera, siguen recibiendo el apoyo de una buena parte de la ciudadanía catalana. Este hecho sociológico tan sólo puede ser explicado por la manipulación social e ideológica (a través de la educación pública, de los medios de comunicación, de las políticas públicas de la Generalitat, a través de la politización de muchos espacios de la vida social y cultural catalana, entre ellos el fútbol y en particular el Fútbol Club Barcelona...) que desde hace décadas está sometida la ciudadanía catalana ante la pasividad del Estado Español: enseñar al ciudadano medio que ser nacionalista catalán es algo bueno, algo "cool" que aporta grandes ventajas, mientras que sentirse catalán y español (lo que sería normal) es algo anticuado, "facha", indigno y que debe ser rechazado y combatido.
En definitiva, una manipulación totalmente repugnante, irracional e intolerable promovida por una Generalitat nacionalista que poco a poco va dando lugar a una sociedad en cierto modo "enferma", desnaturalizada y con una mente cerrada (justo lo contrario que en décadas pasadas han venido siendo y representando Cataluña y Barcelona: un lugar abierto, hospitalario, cosmopolita y moderno, ejemplo para el mundo). Esa manipulación social ha venido desembocando en una sociedad que odia y combate de forma irracional todo lo que evoca a España, que promueve la boina al considerar que ser catalán es sinónimo de ser diferente y mejor que los demás, teniendo más derechos con una falsa y ficticia justificación "histórica" (entre ellos el derecho a pagar menos impuestos); una sociedad que justifica en cierto modo un racismo encubierto (no hay más que analizar el repugnante concepto de "charnego" manejado por los supuestos catalanes nacionalistas "puros" de sangre); una sociedad que ha perdido toda objetividad y percepción de la realidad, justificando muchas veces los medios para alcanzar el fin (se justifica la manipulación de la infancia, la manipulación de actos festivos y sociales, la imposición de políticas lingüísticas y perniciosos sistemas de inmersión, e incluso se justifica la violencia reivindicativa); una sociedad que se ha instalado en el victimismo y la queja continua, creándose enemigos por doquier (el Estado Español, las comunidades autónomas colindantes, "España nos roba", los países de la Unión Europea, etc.) pero no queriendo ver las consecuencias de sus propios actos. Una sociedad que está tan acostumbrada a ver lo que quiere ver (la visión manipulada y mentirosa de la realidad que les muestran los gobernantes nacionalistas), que ha ido perdiendo toda objetividad.
El desencadenante del anhelo independentista: querer pagar menos impuestos que el resto y escapar de la justicia española.
El gobierno regional de Cataluña (la Generalitat de Catalunya) ha estado tradicionalmente gobernado a lo largo de su historia por políticos de ideología nacionalista, los cuales -como acabamos de comentar- consideran que "catalanizar" a la población es bueno, pero "españolizar" es malo.
Durante años han transmitido a la población una cierta ideología racista y sectaria por la que hoy en día muchos catalanes creen ser mejores por haber nacido en Cataluña, un sentimiento de orgullo desvirtuado y mal entendido; lo que las economías más avanzadas del mundo enseñan a sus ciudadanos es precisamente lo contrario, sentido común: nacer en cualquier lugar del mundo es una pura lotería que no tiene mayor motivo de orgullo y que no hace a nadie mejor ni peor que los demás; si bien de lo que uno sí puede sentirse orgulloso es de los méritos y logros que consigue a lo largo de su vida, no de ser catalán. Sin embargo, los políticos mediocres e interesados han encontrado en este sentimiento de orgullo geográfico mal entendido un fuerte instrumento para manipular a su antojo a una población con el "cerebro lavado", siendo especialmente sencillo movilizarla simplemente haciendo referencia a la bandera.
Por tanto, la hegemonía de esta ideología nacionalista catalana en la administración pública de la región es la que hoy en día explica un comportamiento institucional basado en la imposición y el adoctrinamiento, y que se asemeja mucho a tiranías existentes en otros lugares del mundo nada democráticos: los nacionalistas defienden y promueven que en los colegios públicos catalanes no sea posible estudiar en español (¡en una región de España!), que existan multas lingüísticas para los comercios y negocios privados que no rotulen en catalán, que exista manipulación en la historia de Cataluña que enseñan los libros de texto, que se manipule y malinterprete las noticias e informaciones que vierten los medios de comunicación públicos (intoxicación informativa), etc. etc.
Toda esta ideología nacionalista que contiene un tufo a racismo y sectarismo, es la que ha estado gobernando Cataluña en las últimas décadas, ante la pasividad del Estado Español, y a través de la cual han conseguido adoctrinar y manipular a buena parte de la sociedad catalana, la cual ha acabado por creerse y hacer propias las grandes mentiras del nacionalismo. Es más fácil y cómodo creerse las mentiras que dicen que tú eres mejor y tienes una serie de derechos adquiridos, que afrontar la realidad (nadie es mejor que nadie por haber nacido en ningún sitio del mundo, y los derechos se obtienen y justifican la mayor parte de las veces en la medida en que cumples con tus obligaciones, lo cual implica esfuerzo).
Los políticos nacionalistas catalanes han ido "respetando" (muy entrecomillado) la unidad de España y la legislación vigente mientras han podido sacar tajada del sistema: numerosas contrapartidas concedidas por parte del gobierno central, nuevas competencias descentralizadas, numeroso beneficios de toda clase, etc. que Cataluña ha ido recibiendo de forma asimétrica e injusta para con el resto de regiones de España por parte del Estado durante décadas gracias a la negociación política. Sin embargo, el nacionalismo es insaciable y siempre quiere más. Y en el momento en que al nacionalismo se le niega alguna pretensión, es cuando éste arremete y presiona amenazando con la independencia.
Siguiendo este razonamiento por el cual Cataluña es supuestamente "diferente" y mejor que el resto de regiones españolas es como se encuentra la justificación del derecho a pagar menos impuestos a la Hacienda central de España. Éste es el origen de todos los problemas y el desencadenante de la ideología independentista: cuando los políticos nacionalistas catalanes trataron de aprobar de forma infructuosa un nuevo estatuto de autonomía donde se reflejase a Cataluña como una región "especial" con derecho a pagar menos impuestos que los demás.
El Tribunal Constitucional rechazó dicho estatuto (por considerarlo inconstitucional) y esto desencadenó que los políticos nacionalistas sorprendentemente se convirtieran en independentistas, una forma de negociar al límite e intentar tensar la cuerda con el Estado Español: "o nos dejáis pagar menos impuestos o nos independizamos", una frase que resume la razón de ser del "procés" y que denota una total inmadurez e irresponsabilidad política, sabiendo sobradamente que la endeudada y quebrada economía de Cataluña sucumbiría al día siguiente de proclamar la independencia. Todos los economistas y expertos nacionales e internacionales coinciden que la independencia de Cataluña es inviable y supondría un desastre sin precedentes; y a pesar de estas serias advertencias los políticos nacionalistas han continuado con este proyecto ruinoso, engañando a la ciudadanía y presentándole la independencia (de forma mentirosa y torticera) como la solución a todos sus problemas. Pero es que existe otro gran motivo por el cual los políticos independentistas están muy interesados en proclamar la independencia: además de pagar menos impuestos, la otra gran motivación ha sido los numerosos casos de corrupción política y delitos varios que rondan a los gobernantes y ex-gobernantes de las instituciones públicas catalanas: ¿qué mejor forma de escapar de la justicia española que creando una nueva justicia catalana a medida de los políticos corruptos?
EL DETERIORO DE CATALUÑA POR CULPA DEL NACIONALISMO
Sin lugar a dudas Cataluña es hoy un lugar peor para vivir por culpa del nacionalismo. Una región que desde siempre ha representado la apertura de miras, el progreso y la modernidad pero que se ha ido convirtiendo en un lugar de imposición, sectarismo y falta de libertad, entre otros motivos por los siguientes:
- Existe adoctrinamiento y manipulación de los niños a través del sistema educativo público: el modelo de inmersión lingüística de Cataluña resulta especialmente pernicioso para los intereses de una población a la que se le PROHÍBE e impide estudiar en español (resulta sorprendente que esto pueda producirse realmente en una región de Europa en pleno siglo XXI, donde una lengua regional -totalmente legítima- se impone y sustituye -de forma artificial- a la lengua nacional de toda España que es además la mayoritaria de la población catalana). La leyenda urbana de que existen ciudadanos catalanes que no saben hablar correctamente castellano al terminar sus estudios básicos es una realidad. Existen multitud de casos de jóvenes catalanes que al llegar a la universidad (y cursar sus estudios fuera de Cataluña) tienen que practicar y aprender castellano, algo totalmente anacrónico y fuera de lugar en cualquier economía moderna y avanzada.
- Manipulación de la historia y de los libros de texto: roza incluso el ridículo que desde determinados sectores nacionalistas de Cataluña se intente buscar justificación histórica para decir que Cristóbal Colón o Leonardo Da Vinci tenían origen catalán... No obstante, es especialmente preocupante una región cuyo sistema de educación público enseña a los niños una historia y una realidad social y política totalmente distorsionadas y rotundamente falsas, donde Cataluña (que históricamente jamás ha sido nación, ni reino independiente) se muestra como un territorio ocupado y oprimido a la fuerza por España entre otras lindezas. Desde el colegio los niños son educados en el odio a España y de nuevo en las bondades de ser catalán. Una de las prioridades del nacionalismo catalán ha sido desde hace muchos años el control de la educación pública como forma de controlar el sentimiento de las nuevas generaciones de catalanes. Han sido especialmente habilidosos en instalar profesores de ideología nacionalista en el sistema educativo público, los cuales además de enseñar aprovechan para adoctrinar a la ciudadanía.
- Imposición lingüística en los negocios privados: Cataluña es el único lugar del mundo en el que existen y se permiten multas lingüísticas por no rotular en catalán en el sector privado!! Los negocios y comercios catalanes están obligados a utilizar este idioma, mientras que rotular en castellano (la otra lengua oficial de Cataluña y el idioma propio de toda España) es motivo de sanción. Una situación totalmente delirante e impropia de una democracia moderna.
- Recorte en servicios sociales: los últimos gobiernos de la Generalitat han llevado a cabo los mayores recortes en servicios sociales públicos esenciales en la historia de la región, afectando negativamente a la calidad de vida de sus ciudadanos. Este hecho contrasta sin duda con los millones y millones de dinero público invertidos y derrochados durante décadas en las embajadas exteriores de Cataluña, en la propaganda nacionalista y acciones pro-separatistas, en poner en marcha nuevas "estructuras de estado" (que contribuyan a duplicar y triplicar el ya anquilosado e ineficiente sistema administrativo autonómico de España), en financiar una radio y televisión pública (TV3 fundamentalmente) que se ha convertido en un agujero negro totalmente deficitario y despilfarrador, carente de rigurosidad e imparcialidad informativa y que en 2017 costó al bolsillo de todos los contribuyentes -entre pérdidas y avales públicos- más de 300 millones de euros...
- Imposición de pensamiento único y sectario: desde hace ya muchos años que las políticas de todo tipo aplicadas por la Generalitat no solo tratan de favorecer al pensamiento nacionalista, sino que tratan de imponerlo como "lo normal si vives en Cataluña". Hacer que las administraciones públicas se comuniquen exclusivamente en catalán ante los ciudadanos, excluir a los castellanohablantes de cualquier posibilidad de participar en la vida pública catalana, hacer que profesar una mentalidad nacionalista tenga premio en Cataluña (el llamado "nacionalismo integrador") y abra puertas, mientras que fomentar el miedo y excluir a los que profesan un sentimiento de pertenencia a España son parte de la estrategia de imposición de pensamiento único llevada a cabo por los gobernantes nacionalistas. Subvencionar a asociaciones supuestamente "culturales" de corte nacionalistas y pro-independencia que después se dedican a amenazar y quemar banderas españolas es parte de la típica política de la Generalitat.
Como ya se ha comentado, uno de los principales instrumentos de adoctrinamiento social y de propagación del odio a España (además del control de la educación pública) son los medios de comunicación catalanes, los cuales se han convertido en un mecanismo de propaganda y carentes de toda rigurosidad y profesionalidad, más propios de cualquier república bananera que de una región avanzada.
- Éxodo de empresas, turismofobia y dificultad a los empresarios e inversiones: en los últimos meses, y como parte de la radicalización del conflicto social planteado por el "procés", han surgido en Cataluña movimientos pseudo-violentos contra el turismo, una de las principales industrias de la región. La inseguridad generada ha provocado que por primera vez en la historia la afluencia turística a Cataluña sufra decrecimiento y los turistas comiencen a cambiar sus destinos hacia otras ciudades españolas próximas como Valencia.
La potente imagen de marca de Cataluña y Barcelona están siendo destruidas según los expertos. A mayores, más de 3.000 empresas (y las que quedan) ya han cambiado sus sedes sociales y fiscales fuera de Cataluña hacia otras regiones españoles que ofrezcan mayor seguridad jurídica y tranquilidad. Empresas tan emblemáticas y vinculadas a Cataluña como "La Caixa", "Banco Sabadell", "Gas Natural Fenosa" o "Endesa" han trasladado su sede fuera de la comunidad, lo cual supondrá un gravísimo retroceso económico para Cataluña en los próximos años. Cae también el ritmo de creación de nuevas empresas y la inversión extranjera captada por Cataluña. Los políticos catalanes sin embargo, lejos de reconocer el problema y buscar alguna solución, culpan de nuevo al Estado Español de sus problemas (cuando prácticamente todas las competencias en estos ámbitos las tiene la Generalitat) y continúa en su afán por destruir todo lo que tantos años y esfuerzo costó levantar.
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