sábado, 7 de mayo de 2011

RECURSOS HUMANOS: ¿Siempre talante o un grito a tiempo?

Las relaciones laborales son siempre complejas, especialmente cuando alguien tiene la responsabilidad sobre un grupo de personas teniendo que lograr que esos trabajadores cumplan los objetivos fijados, y respondiendo después por la marcha de todo el equipo.

Los procesos de selección son fundamentales para conseguir gente que tire para adelante del proyecto: conseguir gente lo más responsable posible, motivada y que cumpla el objetivo de su trabajo. 

Sin embargo muchas veces lo que está muy claro para unos no lo es tanto para otros: el "yo me voy a mi hora" o "si quieres que me quede más tiempo me lo pagas en horas extras" es un pensamiento desgraciadamente bastante extendido. Una empresa contrata a un trabajador para realizar un trabajo, asumir una responsabilidad y cumplir una función, no para echar 8 horas en un puesto sea cual sea el resultado de su trabajo; si el trabajador un día no lo cumple (pudiendo ser por causas externas al trabajador -la máquina funcionó mal, retrasos, etc.- o por causa del propio trabajador -se alarga el tiempo de descanso, no se es puntual, se lleva un ritmo más lento del normal, etc.) la actitud responsable consistiría en intentar recuperar ese trabajo perdido para que a la empresa le suponga el menor trastorno posible.

Quedarse 10, 15 minutos, media hora o incluso una hora más un día para intentar recuperar parte del trabajo perdido no es ningún drama, y sin embargo puede suponer en el proceso productivo de una empresa pasar de dar pérdidas a generar beneficio en esa jornada. Esta actitud diferencia a un trabajador de un buen trabajador.

Las empresas quieren gente capaz de asumir responsabilidades, descansar en esos trabajadores que sabes que nunca te van a fallar y que en caso de que sea necesario un esfuerzo extra van a ponerse del lado de la empresa para tirar adelante y salvar situaciones complicadas. Estos trabajadores son los que ninguna empresa quiere dejar escapar y los que hay que premiar y reconocer.
Y en todo esto surge el tema del trato de la empresa al trabajador: ¿es bueno y necesario llevarse siempre bien?

Yo creo que siempre es recomendable de entrada intentar llevarse lo mejor posible, acordar los objetivos e involucrar y motivar al trabajador; siempre es mucho más agradable para ambas partes y se pueden obtener muy buenos resultados.

Sin embargo, esta fórmula no es válida para todo el mundo. Desgraciadamente, y aunque no sea políticamente correcto decirlo, hay gente que necesita una llamada de atención o un grito a tiempo para ponerse a funcionar, y dar ese grito es parte de la responsabilidad o del trabajo del jefe del grupo.

He tenido la ocasión de ver empresas en las que se trataba todo el día a gritos a los trabajadores, se les amenazaba e incluso se les faltaba al respeto. No se trata de eso ni mucho menos. Sin embargo, la experiencia me va diciendo que a veces un grito a tiempo puede dar la vuelta a una situación que podría hacerse insostenible para la empresa: cuando algún trabajador no quiere cumplir el objetivo de su trabajo, no atiende a explicaciones ni razonamientos y además genera mal ambiente motivando a los demás a hacer lo mismo, quizás es el momento de ponerse serio e incluso un poco desagradable para hacerle reaccionar.

En definitiva, tratar siempre con respeto a todo el mundo, intentar hacer una convivencia agradable, pero si no queda más remedio, dar un grito a tiempo puede ahorrar muchos problemas.

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