AÑO 2013: PESCANOVA PRESENTA CONCURSO DE ACREEDORES
A principios de 2013, la compañía pesquera anunciaba que no formularía las cuentas anuales del ejercicio precedente ante la existencia de incertidumbre que impide poder garantizar el principio contable de gestión continuada en relación a los hechos posteriores al cierre de 2012. Meses después la empresa presentaría concurso de acreedores.
En su momento la noticia cogió a todo el mundo por sorpresa: las cuentas anuales depositadas a lo largo de los años anteriores venían presentando una situación de solvencia y rentabilidad; nadie se esperaba que una gran compañía (situada entre las 50 mayores de España), cotizada en bolsa, con una trayectoria y prestigio labrados durante décadas, y que año a año generaba cuantiosos beneficios de forma creciente, pudiera verse de repente en una situación de suspensión de pagos. De hecho, las acciones de Pescanova eran un valor tradicionalmente recomendado por los expertos bursátiles a la hora de invertir.
Las cuentas de 2011 fueron las últimas presentadas oficialmente antes de la entrada en concurso de acreedores de la compañía. Las cuentas de 2012 tuvieron que ser reformuladas tras salir a la luz las irregularidades que a continuación pasaremos a explicar, y tras negarse la empresa a su presentación en un primer momento.
LOS FALLOS DE LA AUDITORÍA DE PESCANOVA
Pescanova (junto a conocidos ejemplos como Gowex, Bankia, Nueva Rumasa ó Abengoa) representa al ya prototípico caso de una gran empresa envuelta en una profunda crisis financiera, y que mediante una mala praxis ("contabilidad creativa") consigue ocultar su verdadera situación patrimonial, burlando todos los controles –incluyendo a los auditores- y engañando a todos los agentes sociales (accionistas, inversores, acreedores, bancos, agentes reguladores, clientes, etc.), dando una apariencia mucho más optimista y que nada tiene que ver con la realidad de su “imagen fiel”.
Estos años de fuerte crisis económica en España han servido para dejar en evidencia y purgar a muchas de nuestras empresas y organizaciones que, llevando una incorrecta gestión y administración de sus negocios, y como consecuencia dependiendo en exceso de la financiación bancaria para poder operar día a día, en el momento en que ésta se ha visto restringida -cuando los bancos han decidido “cerrar el grifo”-, se han venido abajo como castillos de naipes, mostrando al mundo todas sus “miserias” y la falsedad de sus estados contables.
En las cuentas anuales de 2011 Pescanova se presenta con un balance solvente y con unos resultados positivos que mantienen una trayectoria creciente año a año: una cifra de negocio de 1.671 millones de euros (un 7% más que en 2010) y un resultado de 50,4 millones de euros (frente a los 36,2 millones del ejercicio anterior).
Figura: balance consolidado del grupo Pescanova en 2011 según las cuentas anuales oficiales.
Pero ¿cuál era la verdadera situación
patrimonial de Pescanova y cómo consiguió ocultar la realidad de sus estados
financieros?
Tras
haber salido a la luz la deficitaria supervisión de las cuentas de Pescanova por parte de BDO (la firma que tradicionalmente
venía auditando a la compañía y que había dado por buenas las cuentas anuales
de los últimos ejercicios, y por lo cual ha acabado imputada), haber nombrado por
parte de la CNMV a Deloitte como el administrador
concursal de la empresa alimentaria, y haber encomendado a KPMG la realización de un informe forensic, hemos podido conocer
los detalles sobre cómo se llevaron a cabo los fraudes cometidos:
1) Deuda oculta: la deuda presentada en el balance oficial de Pescanova tenía un valor de 1.522
millones de euros, cuando la realidad según el informe forensic (tras
rastrearla y aflorarla) es que el pasivo real ascendía a 3.281 millones de
euros.
2) Clientes ficticios y facturación falsa: ese pasivo oculto tenía como
contrapartida en el activo facturas falsas de Clientes: aprovechando el
entramado societario del grupo (formado por multitud de filiales establecidas
por todo el mundo, varias de ellas instrumentales) dichas empresas se
facturaban las unas a las otras por operaciones comerciales inexistentes o
hinchadas. De esta forma se conseguía engrosar artificialmente la cifra de
negocio.
Figura: ocultamiento de la deuda en
el balance de Pescanova.
De
los 1.564 millones de euros de volumen de negocio generado en el año 2011 y de los
1.671 millones del 2012, se ha llegado a hablar que entre el 50% y el 70%
podría estar relacionado con la facturación irregular y/o ficticia. Muchas de
estas facturas falsas además se introducían en el circuito bancario de
financiación de circulante, anticipándose o llevándose a descuento por ejemplo
en diversas entidades de crédito.
Figura: sociedades que componían el
holding Pescanova (año 2011).
3) Existencias sobrevaloradas: también ha trascendido que muchos de
los inventarios de la compañía estaban hinchados y sobrevalorados. Es el caso
por ejemplo de la faraónica planta acuícola que la empresa había construido
hacía unos años en Mira (Portugal) con una inversión millonaria (y financiada
en gran parte con deuda), y que debido a problemas técnicos relacionados con la
estabilidad del agua, estaba provocando a muerte prematura de gran parte de los
peces (“existencias” en el caso de Pescanova).
Estos “deterioros” contables parece ser que tampoco fueron contabilizados tal y
como se debiera.
4) Patrimonio neto negativo: según el informe de KPMG a 31 de diciembre de 2012 Pescanova tenía un patrimonio neto
negativo de -927 millones de euros, mientras que en su contabilidad oficial
figuraba por un valor positivo de más de 500 millones.
5) Falsos beneficios: según las cuentas anuales del 2011 auditadas por BDO, la matriz del grupo (Pescanova,
S.A.) había generado un beneficio de 50 millones de euros, un 38% más que el año
anterior. Sin embargo la realidad es que estos beneficios eran falsos, y a
través de su maraña de filiales, la empresa habría conseguido desarrollar una
ingeniería financiera que le permitió presentar números verdes traspasando
resultados de unas filiales a otras y contabilizando los ingresos por ventas
ficticias. Con el afloramiento de la enorme deuda oculta cabía la esperanza de
que también salieran a la luz algunos activos y evitar de esta forma que el
descuadre fuera gigantesco (Pasivo > Activo à quiebra). Sin embargo, si además se
habían estado ocultado pérdidas entonces Pescanova
se encontraba totalmente en una situación de quiebra técnica.
Como administrador concursal al frente de Pescanova, Deloitte llegó a declarar que se habían diseñado y ejecutado prácticas contables cuyo objetivo era presentar una deuda financiera del grupo inferior a la real y, consecuentemente, una cifra de resultados superior a los realmente generados.
Como administrador concursal al frente de Pescanova, Deloitte llegó a declarar que se habían diseñado y ejecutado prácticas contables cuyo objetivo era presentar una deuda financiera del grupo inferior a la real y, consecuentemente, una cifra de resultados superior a los realmente generados.
CONCLUSIONES: LA FIGURA DEL AUDITOR DE NUEVO CUESTIONADA
· La
pasada crisis de Pescanova (afortunadamente
superada con éxito) fue uno de esos casos que volvieron a cuestionar los
mecanismos de supervisión y control a nivel financiero y contable existentes
sobre las empresas, especialmente en el caso de las grandes y relevantes compañías
como Pescanova, que además cotizaba
en bolsa (y por lo tanto estaba teóricamente mucho más vigilada y controlada).
Ni la firma de auditoría BDO, ni la CNMV, ni los analistas de riesgos de
las entidades financieras, ni los comités de riesgos, ni la CIRBE… Nadie fue
capaz de poner de manifiesto las multimillonarias irregularidades llevadas a
cabo por los administradores de la sociedad durante años.
· Muchas
cosas se hicieron mal en este caso (por parte de los administradores de la
sociedad) y muchas otras fallaron (por parte de los responsables de supervisar
y controlar), poniendo de nuevo en entredicho hasta qué punto o con qué grado
de fidelidad las cuentas anuales de las empresas de nuestro entorno muestran la
“imagen fiel” de su situación patrimonial.
· La
figura del auditor (así como su independencia y profesionalidad) es de nuevo
cuestionada en ejemplos como éste, en los cuales la mala praxis consigue
saltarse los controles y acaba permitiendo una estafa a gran escala, engañando
a los usuarios de la información contable (accionistas e inversores, clientes, acreedores,
etc.) que acaban pagando las consecuencias.
Muy interesante conocer esta crisis, una vez se presencia la existencia de independencia y escepticismo que debe de contar el Auditor al momento de realizar un procedimiento de auditoria ya que es fundamental. Muchas gracias por la información.
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